Zidane no hace milagros
Zidane es un apóstol del fútbol, pero no es Santiago, no hace milagros. Lo más terrenal pudo con el Madrid más divino, sostenido por veteranos exhaustos y jóvenes cansados, que se sostuvieron en pie, de nuevo gracias a Courtois, en Getafe (0-0), un lugar siempre áspero para el huésped, pero incapaces de amenazar como ha de hacerlo quien aspira a un título. Nada está perdido para los blancos, pero ahora a tres puntos del Atlético y con la sensación de que va a tener que decidir dónde llenar el depósito de combustible, porque quizás no tenga para todos los trayectos.
A las ausencias, nada menos que nueve, Zidane añadió dos entre los titulares: Kroos y Benzema. Dos futbolistas de dulce en el tramo reciente de la temporada, pero dos pilares muy castigados y a los que necesita maduros, en su punto, en lo único en lo que el equipo depende de sí mismo para alzar un título: la Champions. En la Liga no le restan ya grandes duelos, pero hay muchas piedras, como en Getafe, y hay un líder rearmado horas antes. Dar descansos cuando más piezas faltan puede resultar contradictorio, pero desconocemos lo que sólo el entrenador sabe sobre sus futbolistas, acerca de su estado. Con respecto al propio ZZ, desconocemos todavía más. Es parte de su secreto.
La recomposición supuso cambio de roles, como colocar a Rodrygo como tercer centrocampista o retrasar a Modric al mediocentro posicional, un lugar, no obstante, que conoce, como casi todos. El croata podría jugar en cualquier puesto. Hay pocos jugadores con una sabiduría semejante y su desempeño profesional. A Casemiro, sancionado, o Kroos, que se quedó en la grada, les sucede lo mismo. Una suerte para el Madrid, que en el Coliseum se propuso desafiarla más allá de lo razonable. No lo consiguió.