Esperando al ‘viejo’ Felipe: de intocable a secundario tras el confinamiento
Hace un año, en circunstancias normales, la única incógnita defensiva en el Atlético consistía en saber quién sería el compañero de Felipe. Y como la versión de Hermoso distaba bastante de la que es hoy, y Giménez andaba enredado con problemas musculares, pues entre él y Savic fueron sacando adelante el asunto. Por estas fechas, el central brasileño acababa de contener al entonces campeón de Europa, el Liverpool, en el Metropolitano, y aún daría otra masterclass en Anfield, para sellar en la prórroga el billete a cuartos de Champions. El fútbol, igual que el resto del planeta, lo detuvo el coronavirus. Un año después, el brasileño sigue lejos de aquel muro que fue.
«Genéticamente es otra cosa. A Felipe le cuesta la adaptación. Es un físico, que tras el confinamiento le está costando», sostenía el Profe Ortega allá por mayo, sumergidos en una segunda puesta a punto exprés con la que acometer el cierre de curso. A Felipe ya le costó casi dos meses entender lo que le pedía Simeone. «Es un jugador que necesita un tiempo mayor de preparación para alcanzar su mejor nivel», reconocía el técnico, después de que, por primera vez en su carrera, unos problemas físicos le dejaran KO en junio. El central, que cumplirá 32 años en mayo y fue hasta marzo del año pasado el mejor fichaje (20 millones al Oporto), sólo jugó tres partidos completos de los 11 que cerraron la competición. En cuartos de Champions, frente al Leipzig, apenas dispuso de un minuto.